30 de enero de 2015

Esto no hay por dónde cogerlo

Hola de nuevo a todos. Como ya sabéis, llevo más de dos años sin actualizar este blog (lee aquí las razones). Eso no quiere decir que no haya seguido con mucho interés todo lo que ha pasado en nuestra ciudad en este tiempo. Al contrario. Pero si he decidido romper mi silencio es porque hay días en los que ya no puedes más. Y ese día es hoy.

Al salir de casa, una vecina me advertía de que los trenes de la única estación que tenemos para más de 120.000 habitantes no salían hacia Madrid por un desgraciado suceso. Pues ya está. Cuando la Renfe se para, Parla se convierte en una ratonera. No hay manera de salir de la ciudad. No tenemos otras estaciones de Cercanías, ni de metro. Los autobuses se colapsan de gente y la carretera de Toledo se atasca. Así que ya te puedes preparar para llamar a tu jefe y explicarle que hoy vas a llegar muy tarde.

Este problema, desde luego, no es nuevo. El problema de la falta de infraestructuras en Parla es de sobra conocido por todas las administraciones (local, autonómica y estatal) pero así llevamos la tira de años sin que nadie nos preste la más mínima atención. Pero aquí no acaba todo.

Desde hace unos meses, encadenamos una ristra de despropósitos que sufrimos a diario todos los vecinos. La que más recordaréis, sin duda alguna, es la huelga de recogida de basura que hemos vivido durante todas las Navidades hasta hace apenas unos días. Y, en noviembre eran las trabajadoras de los colegios públicos de Parla y otras dependencias municipales quienes reclamaban los pagos de sus nóminas.

Huelga de basuras en Navidad
También esta semana hemos sido noticia porque a partir de ahora los parleños que usemos el parking privado del hospital público de Parla dejaremos de beneficiarnos de la bonificación en los precios de la que disfrutábamos hasta ahora. Todo esto, a pesar de que tenemos un tranvía que estamos pagando en contribución y demás impuestos que no llega al hospital. Total, que la única forma de llegar si no quieres pagar el canon del parking es en el autobús circular amarillo, cuya frecuencia es bastante cuestionable, o andando que ya se sabe que los médicos siempre dicen que es bueno andar.

Ahora también nos entrevistan por la calle para preguntarnos sobre qué nos parece eso de los radares. Pues mira, qué nos va a parecer. Que si no tenemos bastante ya en un pueblo tan castigado por el paro y la crisis económica, pues, ale, multas por exceso de velocidad de las que, además, se beneficia una empresa privada por un contrato que el Ayuntamiento adjudicó hace un año. Y todavía podemos ir un poco más allá, olvidándonos del dinero y de la recaudación y de la multa. Cada dos por tres en nuestras calles, donde hay un radar, hay peligros de colisión ya que, como conocemos donde están situados, todos frenamos al llegar al punto en cuestión y pasamos de unos 40-50 km/h a 20km/h para asegurarnos de que no nos hacen la foto. A mí personalmente me preocupa la situación de la salida de la carretera de Toledo por Parla Norte y la subida por el puente. Sales de la carretera a 90km/h y frenas hasta 30 o 40 km/h para que no salte el radar. Más que nada, esto es peligroso.

Meme viral sobre los radares en Parla
Y, no quiero que esto se eternice pero una de las cosas que más me ha dolido en todos estos días es la forma en que nos dejan a los parleños sin darnos una oportunidad. Me refiero en concreto a la decisión de una empresa de bricolaje que iba a abrir sede en Parla de asentarse en otro pueblo del sur de Madrid. Todos se van huyendo de los escándalos que nos envuelven. Que si la deuda y los intereses del tranvía, que si la Operación Púnica, etc etc... Al final somos los vecinos los que sufrimos todo esto todos los días sin que nadie haga nada. Nos han abandonado a una suerte que no nos merecemos.

Somos gente preparada, trabajadora, honrada. Ya es hora de que alguien nos de una oportunidad y dejen de tratarnos así. No sé a quién se lo pido, la verdad, porque la experiencia de mis años de blog es que todo esto caerá en saco roto y seguiremos llegando tarde si sucede algo en la Renfe; cruzaremos los dedos porque se paguen las nóminas a los empleados que trabajan a través de concesionarias para prestar servicios públicos; estaremos menos tiempo visitando a nuestros familiares en el hospital; pisaremos el freno para que no nos lluevan las multas; veremos cómo se cierran comercios día tras día; y nos ilusionaremos en vano el día que vayamos a depositar nuestros votos a las urnas.

Llamadme pesimista si queréis pero es que esto no hay por dónde cogerlo.

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